El día de ayer y en ocasión de una plática informal de restaurante con un buen amigo, se tocó el tema de qué tan responsable (o no) es (o debe ser) un jefe del bienestar y la felicidad de sus subordinados. Yo creo que sí, yo creo que sí puede hacer y mucho.
La felicidad y el bienestar de las personas en un gran porcentaje depende del adecuado y sabio manejo de una sola palabra: ELECCION. Es nuestra elección como queremos vivir, que fe queremos profesar, como hemos de cuidar nuestro cuerpo, de quienes nos hemos de rodear, que tipo de familia queremos tener y en donde y con quien hemos de trabajar. Es en este último punto en donde la persona, en su calidad de empleado, está en la posibilidad de controlar determinadas variables de su relación laboral pero otras no, como es el caso del tipo de jefe que la vida le ponga enfrente.
En mi opinión, un jefe debe ser como un justo juez del desempeño de sus subordinados pero, adicionalmente, debe ser un promotor y corresponsable en alguna medida del bienestar y felicidad de sus subordinados. Un jefe debe sacar lo mejor de cada colaborador y coadyuvar con este para que siempre esté en la posibilidad de dar más proporcionándole las herramientas necesarias para su CRECIMIENTO. Lo anterior, procurando un ambiente de camaradería, respeto y HUMANIDAD y comprendiendo que los problemas y situaciones que nuestros subordinados viven día con día inciden en su desempeño laboral. El acercamiento personal con nuestros colaboradores debe ser una obligación ineludible de cualquier líder, sobre todo, considerando que ellos (así como los jefes) pasan más horas del día en el trabajo que en su hogar.
Puede hablarse mucho de este tema pero no pretendo pontificar. Son solo algunas ideas aisladas y que considero básicas.
¿Como lo ves?