
El otro día y dada la profunda ignorancia que ostento en materia de tecnologías de la información, apenas me enteré que lo que se escribe en un blog ya no se puede borrar. Que aquello que entra en la "carretera de la información" de ella no sale. Que la entradas se pueden editar y hasta adornar con múltiples recursos tecnológicos, pero que mi pensamiento y palabra ahí quedarán por siempre. Admito que mi primera reacción fue de risa pero, tras pensarlo detenidamente, hasta feliz y orgulloso me sentí. Paso a explicarme.
Además de compartir con mis congéneres mi percepción sobre el desempleo y todo lo que acarrea, este blog me ha dado la maravillosa oportunidad de rescatar una habilidad -si es que así fuere ésta-perdida; la habilidad de transmitir la palabra escrita. Siguiendo con esta reflexión, me encontré que con el pretexto de transmitir mi citada percepción he tenido la inmensa fortuna de rescatar un gusto y placer personal que yo creía perdido y, si no, profundamente dormido. Reflexioné también que por cumplir con mi obligación de proveedor y saborear las mieles del éxito corporativo, renuncié a algo que por mucho tiempo me hizo muy feliz. Finalmente, concluí en dos cosas: 1. que la lucha diaria por el dinero para proveer no está reñida con los placeres personales que fortalecen y embellecen tu espíritu y; 2. que un día y que espero lejano, cuando yo no esté en este mundo, mis hijas y aquellos quienes en vida me han querido, puedan conocer algo de mí y mi pensamiento a través de este blog.
Me permito insistir en que las bondades de la tecnología, bien valoradas y utilizadas, ahora nos permiten comunicarnos de forma más trascendente. ¡¡Qué ganas de ver las caras de mis hijas cuando, ya todas unas adultas, lean las barbaridades que su padre escribía!! y que ganas de oírlas platicar juntas rememorando las puntadas y locuras de su progenitor.
Así las cosas, que este blog sirva también como un legado de amor para ellas.....