
Continuando con una semana medio intensa y pletórica de sorpresas, el día de hoy se rompió la caja de la transmisión del auto de mi esposa. Por supuesto y por mucho, el tema no da como para una entrada de este blog. Sin embargo tan infortunado ($$$$) hecho me dio la oportunidad de hacer algunas reflexiones sobre el orden del universo.
¿Qué..? ¿Qué quiere decir este loco? Muy fácil. Sin una caja de transmisión automática en buen estado sencillamente el auto no camina. Lo anterior, aún cuando los inyectores (arterias) estén bien, tenga buenas llantas y suspensión (piernas y rodillas) y la carrocería y chasis (sistema musculoesquelético) se encuentren impecables. En este contexto, la caja de transmisión sería una especie de cerebro del auto de marras.
Si así vemos las cosas y hacemos la analogía con muchos objetos y procesos que a diario usamos y en los que participamos, existe un orden en el universo en el que prácticamente todo funciona y camina a semejanza nuestra. Bueno, hasta en la sociología de las organizaciones humanas existe la teoría organicista (superada ya) en la que Gierke asimilaba el actuar de las organizaciones con las diferentes funciones y partes del cuerpo humano.
He aquí entonces el dilema: ¿donde entra el orden superior y como interviene en la parte cotidiana de nuestras vidas, cuando absolutamente todo cuanto creamos y hacemos está concebido a nuestra imagen y semejanza?
Bien todo esto puede ser una perogrullada pero...qué interesantes reflexiones pueden surgir a causa de una maldita caja de transmisión ¿no?.
