
Como buen urbanita muchas veces siento que la vida en nuestra ciudad y en otras muchas de su tipo corre, y es, como la Rhapsody in Blue de George Gershwin. Este genial neoyorkino, muerto muy joven antes de cumplir los cuarenta años, jamás imaginó (ni le importó) el impacto que su citada obra haría en la vida y en la sensibilidad de quien esto escribe.
Si la escuchan, la disfrutan, la sienten y la entienden, la Rhapsody in Blue maneja y comprende a la perfección la cadencia, el ritmo, el sentimiento, la emoción, la rutina y la esperanza de una gran ciudad. La vida de los urbanitas, con sus alegrías, tristezas y esperanzas transcurre como si fuera sacada de esta obra. Si alguien alguna vez ha visto la caricatura de Walt Disney musicalizada con la Rhapsody in Blue entenderá lo que digo.
Gershwin con su Porgy & Bess, Un Americano en París y por mucho y sobre todo con la multicitada Rhapsody in Blue, permanecen dentro de mí como la descripción musical perfecta, más sentida y sublime del sentimiento urbano.
Vayan entonces este muy sencillo homenaje y mis pensamientos para George Gershwin, quien intensamente vivió y tempranamente murió.